Newell's Campeón Metropolitano 1974 |
En 1967 se produce la primera gran reforma de los
campeonatos de fútbol. El campeonato regular de primera división de la Asociación del Fútbol
Argentino -que hasta el momento se disputaba de manera anual- es suplantado por
el Torneo Metropolitano, el cual
comenzó a disputarse en un formato semestral. Durante el segundo semestre se
incorporaron los Torneos Nacionales,
competencias de segundo orden co-organizadas por el Consejo Federal de Fútbol[I].
A partir de 1985 se adopta el calendario
europeo y en 1986 el Torneo Nacional
pasa a ser la segunda división del fútbol argentino, denominándose “Nacional B” (actual Primera B Nacional).
Aquella primera reforma encuentra a Newell’s en un momento de transición. En el Metropolitano ‘70 queda a 2 puntos del Campeón (Independiente) y en el Nacional ’71 alcanza la semifinal, aunque en los años siguientes no logra la regularidad necesaria para pelear por el título. Pero sobre fines de 1972 Jorge Griffa regresa de España para hacerse cargo de las divisiones inferiores. Será el puntapié inicial de una nueva etapa donde el Club se reencontrará con su esencia deportiva, alcanzando la cumbre con el Campeonato 87/88 y con la era Bielsa.
Aquel Metropolitano 1974 lo disputaron 18 equipos, divididos en dos zonas (con clásicos interzonales) a dos ruedas, todos contra todos. Los dos primeros de cada zona clasificaban al cuadrangular final, del cual saldría el Campeón de AFA de ese año. En diciembre del ’73 es designado como DT Juan Carlos “Canción” Montes, quien contaba con la ventaja de conocer al plantel, dado que en los años anteriores había sido una de sus figuras[II]. Newell’s encaró aquella competencia con el objetivo puesto en la pelea por el campeonato, contando con exponentes como Carrasco, Rebottaro, Berta, Zanabria, Obberti o Santamaría. Aunque en las primeras fechas los resultados no acompañaron la ilusión, enseguida llegó la goleada en el clásico (4-2) y a partir de ahí el Rojinegro encaminó el rumbo que lo llevó al primer puesto en su zona. Así, el 25 de mayo de 1974 Newell’s inició su participación en el cuadrangular final, venciendo a Huracán (3-2) en Arroyito. Cuatro días después vencía a Boca (1-0) en el Tomás A. Ducó, para quedar a un paso del título…
Mi mayor orgullo.
Newell’s llegaba al clásico con una luz de ventaja, ya
que le alcanzaba con el empate para gritar Campeón. El partido en sí tomó una
connotación épica, por el desarrollo y por el resultado. Como si la agonía
fuera un condimento imprescindible para darle otro relieve a la consagración, sobre
el final del primer tiempo los de Arroyito se ponen en ventaja mediante un
penal discutido. Ya en el entretiempo, la presión de muchos hinchas de Newell’s
que no habían logrado ingresar al estadio obligó a habilitar una de las plateas
altas que aún estaba sin terminar. Desde allí colgaron sus trapos y con su
aliento fueron también protagonistas de ese segundo tiempo inolvidable.
Reiniciado el partido, los minutos se escurrían como agua entre los dedos. A
los
Pero la luz de esperanza llegó sesenta segundos después,
cuando la cabeza de Armando Capurro pone a
Newell´s se convierte
de ese modo en el primer equipo del interior del país en ganarse el derecho de añadir su
chapa de Campeón en
Epílogo: aquel 2 de junio, desde el fondo de la historia.
Durante muchos años, sólo quedaron como retratos de
aquella hazaña un conjunto de fotos -por cierto muy elocuentes- y el relato de
José María Muñoz. Se sabe que el partido fue filmado, e incluso aún circulan
imágenes de otros partidos disputados en aquel Metro ’74. Sin embargo, la
filmación de aquel partido trascendental pareció “perderse” en el tiempo y en el espacio.
Pero la historia siempre se las ingenia para
revivir en el presente. Guillermo Fierro fue un hincha más, como los miles que
guardaron en sus retinas aquel momento inolvidable, sólo que el lo atesoró de
un modo diferente. Cuando aún no existían las cámaras digitales ni los
teléfonos celulares, con su flamante cámara de 8mm traída desde Estados Unidos
presenció y filmó todo el partido. Tiempo después Guillermo se instaló en Mendoza
y aquel video tuvo que sortear diversas peripecias. En una oportunidad su casa
fue asaltada y prácticamente desvalijada. Pero increíblemente, entre las pocas pertenencias
que dejaron los ladrones estaba aquel tesoro. Tras el fallecimiento de
Guillermo Fierro, el video quedó en un viejo armario, preservado entre otros
recuerdos familiares… Finalmente y como un guiño de la historia, reaparece a
mediados de 2009 para desvanecer cierta mitología carente de fundamentos. Los
goles de Capurro y Zanabria, las tribunas colmadas de leprosos, la hinchada festejando
en el césped de Arroyito vuelven desde el fondo de la historia, esta vez para
quedarse por siempre…