El fútbol -como Romeo y Julieta de Shakespeare o Let it be de los Beatles- es un invento inglés y como tal debe ser analizado en el contexto en el que surge, se consolida y se expande como una pasión popular en nuestro país. En ese sentido, los estudios historiográficos más rigurosos han determinado desde hace ya algún tiempo el verdadero origen del fútbol argentino.
Éste se da -al igual que en Gran Bretaña- a partir de los colegios, y no de los clubes ingleses en Argentina (ni mucho menos del ferrocarril). Las dos ciudades más futboleras del país -Rosario y Buenos Aires- ofrecen historias paralelas con asombrosas coincidencias. Alexander Watson Hutton fundando el Buenos Aires High School, e Isaac Newell fundando el Anglo-Argentino son los únicos padres reconocidos del fútbol criollo, en el señero año 1884.
¿Pero cómo era aquel contexto? Imbuidos de un aire de
superioridad, los ingleses que arribaron a estas tierras a mediados del siglo
XIX se instalaron mayoritariamente en Buenos Aires, conformando comunidades
poco proclives a la integración. Aquellos pioneers,
llegaban básicamente con el afán de acumular riquezas en el menor tiempo
posible, para luego regresar a su país natal. De hecho, el Foreing Office recomendaba a los súbditos de la corona británica no
emigrar a
Pero la historia de vida de Isaac Newell no se encuadra en los parámetros del inmigrante inglés
promedio. Isaac llegó como un
aventurero -con apenas 16 años- a tocar la puerta de William Wheelwright, quien
le dio asilo y la posibilidad de continuar sus estudios, trabajando al mismo
tiempo como aprendiz de telegrafista. Isaac
forjó su destino en esta tierra adoptándola como suya. Se instaló, se casó y
tuvo hijos, a quienes bautizó con nombres criollos. Junto a su esposa Anna
Margaret fundaron el Colegio Comercial Anglo Argentino, en noviembre
de
Distinta es la tradición que brota del ferrocarril. El imperio británico que
había intentado sin éxito dos campañas militares en el Río de
Como hemos dicho, los ingleses establecieron aquí su
pequeña sociedad con la intención de recrear su modo de vida, pero sin el menor
interés por difundir sus costumbres o su cultura entre la población criolla.
Así surgieron clubes selectos, como el Rosario
Athletic Club o el Central Argentine
Railway A. C. en los que la principal actividad deportiva era el cricket, cuando el fútbol era por entonces apenas un deporte escolar, poco difundido
incluso en la misma Inglaterra.
Pero el año 1905
fue clave. Por iniciativa del presidente rojinegro Víctor Heitz, su funda
El tiempo volvió a enfrentar a argentinos e ingleses en
un conflicto bélico. La guerra por las Islas
Malvinas en 1982 dejó profundas heridas sociales y culturales, la principal de
ellas conocida como la “desmalvinización”. La dictadura militar ocultó a los soldados
combatientes, marcándolos con el estigma de la derrota. La frágil democracia que sucedió al proceso
militar continuó con dicha política, despojando a la causa Malvinas de su
contenido nacional, identificándola exclusivamente con la guerra perdida y con
el gobierno genocida de Videla, Galtieri y Cía.
Sin embargo, en el plano de lo social hubo excepciones.
El 21 de setiembre de 1986 el Club Atlético Newell’s Old Boys rindió
homenaje a los héroes de Malvinas en
el viejo estadio del Parque. La ceremonia popular fue agradecida en una emotiva
carta por los veteranos de guerra, que
la destacaron como “el primer acto
de reconocimiento del pueblo rosarino hacia nosotros”. Con el correr del tiempo
otros clubes imitaron el gesto leproso,
pero aún así, en esto también fuimos pioneros.