En tiempos de cuarentena por la pandemia del Coronavirus (Covid-19), resulta interesante repasar parte del contexto fundacional del Colegio Comercial Anglo Argentino, cuna del fútbol nacional.
El Colegio de Isaac Newell en 1893. |
En enero de 1869 -año del arribo de
Isaac Newell al puerto de Rosario- se produce la rendición y posterior saqueo
de Asunción en Paraguay. Finaliza así la Guerra de la Triple Alianza, que tras
cinco años de sangriento conflicto deja un tendal de muertos y heridos, además
de las epidemias de cólera y fiebre
amarilla, diseminadas por las tropas brasileras. El cólera desembarcó en
Rosario y posteriormente en Buenos Aires, causando un fuerte impacto en la
población: 420 muertes en nuestra ciudad, que por entonces albergaba a unos 20.000
habitantes. Según un artículo publicado por Oscar Ensinck en la “Revista de
Historia de Rosario” (1963) “el aspecto de la ciudad era desolador, calles
desiertas de público y hasta de soldados. Cuadras y cuadras con sus casas
totalmente cerradas, algunas con sus moradores yaciendo en su interior sin vida”.
Es por eso que en el Colegio Comercial
Anglo Argentino -fundado en 1884- se siguen determinados cánones de higiene, lo
cual es puesto de relieve en los avisos publicitarios en los que se ofrece un
local “vasto e higiénico”. No era para menos, las epidemias se repetirían en
1887 y 1894.
Fue Mario Parodi -en su libro Minuto 91 (1987)- quien puso de relieve
este aspecto crucial para la época, al que el propio Isaac Newell le asignaba
una importancia superlativa:
“En cuanto al aseo, los alumnos eran
sometidos a una revisión diaria; por la mañana debían formar fila y el
implacable director inspeccionaba uno por uno las manos, las orejas y las
pantorrillas. Al descuidado en su limpieza lo sacaba de la fila y se lo llevaba
de una oreja...”